Odio la primavera.
Es imposible no odiarla. ¡De qué romanticismo me hablan cuando vivo estornudando.!
Si claro, si fuese poeta y no periodista, escribiría….”Blancas palomas rodean mis letras, entre frase y frase, se acercan inmaculadas a mi nariz, y yo las dejo ir marchitas y apesadumbradas. Caen levemente como un cisne herido de muerte, sobre el suelo, tachonado de otras más, que al influjo de mi rinitis, mueren sin paz ni tregua….” Firmado: Juan Kleenex.
A veces no hay más remedio que recurrir al papel higiénico. Las cajas de los descartables no dan abasto y el teclado que se moja pide socorro.
Esta rinitis alérgica, no me deja en paz y estornudo minuto a minuto como una estadística. Es imposible. ¡La primavera no da tregua!
La odio, desde siempre. Los plátanos de la calle: ¿no podrían podarlos, exterminarlos, hacerlos desaparecer para siempre de la faz de la tierra?
Una temporada más, una estación menos, un suplicio que he vivido desde niño entre pinchazos, test alérgicos, inhaladores y corticoides. ¡Un suplicio! Deberían ponerme en un altar de iglesia....
Y ahora en la redacción me piden que hable sobre la estación que se inicia este día 20 a las 23.21 horas (precisamente hoy para ser más exactos) cuando mi nariz me ha notificado en forma fehaciente, que comenzó hace exactamente una semana, 7 horas, 23 minutos, 30 segundos.
Tendré que hablar del cambio climático, de la influencia en la natalidad, del aumento de la producción lechera, del romanticismo de los poetas, unos locos que se inventan que estar atacados de algo puede ser romántico y sensual.
Bueno, pero cumpliré por la jefa, que esta que se parte. La miradita que le eché ayer a sus caderas me hizo tener pensamientos pecaminosos que no se los confesaría jamás al padre Alberto, si siguiera confesándome, claro.
Antes de ayer, esa mujer no tenía esas formas tan exuberantes, ni esa mirada, ni esa boca....Hasta anoche, nada me había hecho perder el sueño. Después de la última cerveza con el Pincho y el Anchoa, a dormir y ¡listo!
En cambio anoche..... me pasé pensando en cómo deben acariciar esas manos. Y esas piernas....¿cómo será que te envuelvan y no te dejen escapar?
Ay!... si hasta ayer no había reparado en que esos pechos se asoman generosos detrás de ese botón que tironea por contener (¿o son mis intenciones las que lo quieren arrancar?)
Bueno... basta. ¿ En qué estabamos? ah...sí en que hoy comienza la primavera... y yo a pesar de esta puta alergia debo cumplir con el encargo aunque no deje de estornudar.
Debería conseguirme una beca y pelarme para el Uruguay,
Allá comienza el otoño: ¡¡¡¡¡eso sí que es vida!!!!
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Muchas más inquietudes primaverales
en lo de Gustavo
19 comentarios:
Una lucha titanica, la revolución alérgena y la revolución hormonal... ¿quien ganará?, cuidado con las antihistaminicos que dan sueño y pueden aplacar las revoluciones sanguíneas equivocadas, jajajajajajjaa
Un beso !!!!
Jaaaaaaaaaa, a veces ni el rollo de papel higiénico alcanza! No tengo ese tipo de alergia, pero sé que es muy molesto. Yo creo que al que la tiene, la sangre se le altera por eso, no por la llegada de la primavera.
Como viene este pibe eh? el efecto primavera lo alcanzó de lleno.
un abrazo
Pienso lo mismo.
Prefiero el otoño, y el invierno.
Un abrazo.
jajaja! Cómo disfruté este relato! Primero porque está dotado de humor y muy bien contado, sobre todo esa experiencia alérgica que tan molesta es! Yo amo la primavera, pero desde hace un par de años, empecé a padecer rinitis alérgica (no al extremo del protagonista) pero... Acá se viene el otoño, y alergia también! Que es a los cambios de estaciones -me dicen... así que primavera-otoño, da igual! Aaaachísss!!!
Jajaja! El otro toque primaveral evidente, es que al tipo ya se le están revoloteando las hormonas (me vino a la mente una nota que escribimos hace años para una revista under que teníamos con un grupo de chicas, se llamaba: Homo erectus primaverensis... por qué sería???) ;-)
Besitos vecina!
Gaby*
(ya me voy a balconear)
Como dice muy Bien Manuel, hay una pugna primaveral entre las hormonas, que se le salen por las orejas y los estornudos y lágrimas que nublan su visión...
Pero creo que durante unos años, ganarán las hormonas en primavera, en verano, otoño...es igual.
Son hormonas con patas...
Una época en la vida un poco complicada, con muchas sorpresas, y si a esto le añades alergias, granos y demás lindezas...
Pero dá igual, sólo se es joven una vez.
A disfrutar!!!!!!!!!!!!!! aunque sea con una caja de pañuelos de papel atada al cuello.
Besitos princesa de los mares del Sur.
Pues si, yo llevo años padeciendo una rinitis alérgica, con los cambios estacionales... dejando mi revolución hormonal echa "unos zorros", pues se debate entre jaquecas, sinusitis y demás. Ha sido muy divertido, aunque mejor lo dejo para los días de lluvia, que se mejora un poco...
Besotes...
Si parece que me estabas haciendo un retrato ¡salvo por las orondas formas de mi jefa, que no tengo... jefa no tengo, orondas formas tampoco!
Moquillo cual río Ebro y dos conferencias en un día, entre estornudos y ojos acuosos, no veo ni la pantalla! Gripes y alergias, los duendes de la primavera...
Besito.
Cachissss con la primavera pues nada a odiarla, pero mujer que esos sintomas se pueden curar solo hay que ir al medico y te da algo para las alergia y listo ya por fin observaras la primavera con alegria...ja ja
Primavera
Tengo la suerte de no padecer alergias primaverales, aunque sé por mi hermana lo terribles que llegan a ser. Sin embargo, describes otra cara de la primavera, la de despertar a deseos y sensaciones hasta entonces adormecidas o ausentes. Es el Ying y el Yang de una estación que no nos deja indiferentes.
Un abrazo.
Jajaja Cas esta es la otra cara de la primavera, entiendo a l@s pobres víctimas de las alergias, tengo la suerte de no ser ni tener ningún alérgico en casa pero en cambio te diré que no suelto los clínex de invierno, de resfriados, toses, bronquitis, amigdalitis, sinusitis y todas las "itis" que quieras añadirle en días como hoy que cara a la primavera está nevando en Madrid. Un beso preciosa. Me he reído y me ha encantado tu relato.
Argucia para meterte en la piel de ese.Le generas cosquillas primaverales en su psique.Y todo esto en el entorno paisajistico de los plàtanos alergicos que tu y yo bien conocemos.Con una pisca de sarcasmo a la uruguaya.
cariñotes carnavaleros
Otra perspectiva de la primavera: las fobias o alergias y las filias o escotes, caderas, etc.
Me encantó esa manera en que el periodista tiene certeza del momento en que llegó la primavera, aunque oficialmente se señale otra.
Completo y rico relato, amiga.
Cariños.
Lo de la alergia debe ser una puñeta, las cosas no se ven igual cuando hay algo tan molesto como esto. Deberían inventar algo contra ese calvario.
Bueno, ánimo que ya queda poco para el verano
cas cas y cas
vengo de leer a natalí...ah,pero es que debo de callarme, disculpa...
ya entenderás el porqué...
bien, lo que te quería decir es que has sabido acoplarte al lenguaje de un infante...joderse, ¡¡ya me dirás cómo se consigue eso! eso de poder escribir con el registro de un chico de unos pocos años. no lo veo tan fácil que digamos¡¡¡
mi enhorabuena por ello.
ah....estás de vacaciones?
anda todo biennn?
medio beso.
Aggggggggggggg, fantástico relato!!!, jajaja, me ha encantado, te metes en la piel del personaje y no asoma ni un ápice de nuestra dulce Cas!!!, eso es escribir y lo demás un cuento, un 11 sobre 10, si señor!!!, miles de besossssssssssssss
Buenísmo Cas.
sí, imagínate para un alérgico qué putada de estación. Ah! Y el detalle de que le hicieras vivir la primavera aquí y que deseara irse para Uruguay, me hizo gracias.
Y ese deseo incipiente por la jefa, qué bien descrito Cas.
Besos
Hola, me gustó el fragmento poético, el de los Kleenex, de veras. Me recordó este gran fragmento de Bernhard: Observaba desde el banco las ardillas que correteaban por todas partes en aquel parque gigantesco, que desde allí parecía infinito, trepando a los árboles y bajando de los árboles, y que parecían no tener más que una sola pasión: se apoderaban de los pañuelos de papel que había en el suelo por todas partes, arrojados por los pacientes de pulmón, y se los llevaban a toda velocidad a los árboles. Corrían por todas partes con aquellos pañuelos de papel en la boca, desde todas y hacia todas las direcciones, hasta que en el crepúsculo no se podía ver ya más que los puntos blancos de los pañuelos de papel que llevaban en la boca, correteando de un lado a otro. “El sobrino de Wittgenstein”, de Thomas Bernhard.
Por cierto, yo también soy alérgico :-)
Besos
que punto de vista! la alergia...yo también creo que ando estornudando, pero acá es otoño, así que es medio raro el asunto! me encantó el relato... beso!
Hola de nuevo!! Ayer vi a Alfredo y me transmitió saludos tuyos. Muchas gracias. Y qué sensaciones encontrarse en persona con compañeros blogueros, ¿verdad? Ayer me pasó.
Besos
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